miércoles, octubre 10, 2012

Año sin luz:





Pestañeé y de repente, había pasado un año. Cuando no tienes luz es sencillo perder la noción del tiempo, y eso me ha ocurrido a mi. Doce meses atrás, por estas mismas fechas, todo era muy diferente. El astro rey bañaba cada centímetro de mi vida, con sus momentos de oscuridad, claro, pero su fuerza era innegable, impagable.
Hoy escribo desde un cuarto de techos muy altos, poco iluminado y que me obliga a utilizar la luz artificial más de lo que me solía gustar. Todo está desordenado aquí, aunque con cierto criterio indescifrable entre el caos. Una maleta entreabierta me observa desde lo alto del armario. Un armario demasiado grande y con muchos huecos vacíos, como yo. Lo hace con los ojos negros muertos y con una cremallera que simula una sonrisa burlona sin labios. Es buena compañía, sabe escuchar y nunca se queja, no sufre fatiga ni pide nada a cambio, pero se ríe de mi. Lo pienso y me da igual, la maleta me hace burla, pero está hueca, como casi todos.

A veces echo de menos la luz. Su calidez, su sinceridad y su fantasmagórica capacidad para dotar de vida. A veces olvidaba que a más luz, mayor es la sombra proyectada. Solo a veces. Pero recuerdo su doble naturaleza, su manera de engañarnos a todos. En soledad, se hace corpórea, pero acompañada, prefiere mostrar su rostro ondular. Dos caras, como la mayoría.

Yo también me esculpí un nuevo rostro. De carne, como todos, y utilizando mármol para rellenar las cavidades, los surcos horadados con finos punzones líquidos. Una vez me llamaron patético, por hacerlo y luché con uñas y dientes contra la idea. Hoy la abrazo con ansia, mejor patético consciente que falso dueño de un castillo en las nubes. Yo tengo uno.

Cierro los ojos y recorro sus almenas, con sus intervalos de piedra irregular. Huele a humedad allá arriba,  y todos parecéis hormigas. Saludo, y la sombra que proyecta mi mano es enorme. La de un gigante, quizá la de un dios.

Abro los ojos y la realidad me envuelve otra vez. Con sus techos altos y sus maletas de sonrisas burlonas. Se me atraganta una rima en plena tos, aún no me he acostumbrado del todo al frío continental, pese a las ropas abrigadas o las infusiones hirviendo.

Pienso en lo irónico que resulta este día. Hoy se cumple un año sin luz, hoy se cumple un mes desde que  llegué a este lugar. Me acuerdo de mi sol, pero me contengo, me agarro las rodillas y me clavo las uñas hasta sangrar. Me relajo y le devuelvo la sonrisa a la maleta. De tener voz, estoy seguro de que  reiría a carcajadas. No podría reprochárselo, puede que incluso me uniera. Una risa histérica y frenética, como la de un borracho en pleno delirium, harto de hada verde.

Echo el cerrojo y aguardo. A lo lejos escucho música y siento lo que debe sentir un náufrago al ver tierra. Es mi teléfono sonando. La canción es una gran pieza, así que la dejo sonar antes de cogerlo. Miro la pantalla, no es quien esperaba. Es una operadora. Habla en francés y con acento neutro. La dejo hablar (es una máquina honesta) hasta que en teoría me toca responder y cuelgo. Busco la canción y la pongo desde el principio. Trata sobre lo brillante que fue una vez el amor por la vida y sobre fusibles que iluminan al arder.

Es tarde y el sol se mueve ocioso hacia el ocaso. Un tímido rayo serpentea y se cuela entre la maraña de edificios, sortea las cortinas y da de pleno en mi cama. Sonrío, una sonrisa sincera. Tranquilo, viejo amigo, yo no olvido lo que es verte morirte de ganas de dar de pleno en la pared de un cuarto sin ventanas.

Mi sangre perezosa quiere helarse, pero no se lo permito. Me sacudo un poco, la espabilo. Me hace cosquillas al emprender la marcha por mis extremidades.
Una voz resuena en mi mente, me martillea. Dice «no imagino la vida sin ti». Bueno... yo tampoco, así que la descubro.

Thor Vargen, the sadness of your maker hand.
                                          

2 comentarios:

MakurA dijo...

Que bonito y que triste. Al final no nos hemos visto, me cago en la leche.

Yo también estoy a oscuras, pero ni yo tengo muy claro porqué. ¿Los rayos de sol no me dejan ver la luz?

En fin, que me da verguenza escribir aquí, pero no quería dejar de saludarte y de mandarte un abrazo.

Hablamos!

Prosi dijo...

Muy bueno crá. Muy bueno. Dale caña y encuentrate entre la oscuridad, vete tanteando. Y recuerda que siempre vamos a ser unos cuantos los que te queramos, con razón o sin ella. Dale ahí :-)

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